Introducción
Desde el Paleolítico hasta el día de hoy, cada etapa en la evolución de los seres humanos ha estado condicionada por el predominio de un tipo diferente de institución. Y cada tipo de institución ha determinado la forma en que la gente percibe sus relaciones y el modelo de sociedad que pueden establecer. Comprender el tipo de instituciones que han dado forma a nuestra sociedad, nos facilita entender las razones de los problemas de la sociedad y de nuestra forma de ser.
En las próximas líneas vamos a tratar de exponer, de manera no académica, el vínculo entre las instituciones y los individuos. A través de esta conexión esperamos lograr una mejor comprensión de la sociedad y de las causas de la crisis actual, que no consideramos que sea un evento aislado y extraordinario, sino parte de una crisis más global y sistémica iniciada probablemente a finales del siglo diecinueve, como trataremos de exponer en las siguientes líneas.
Pero antes de empezar a hablar de las personas y de sus sociedades, es importante que nos planteamos muy brevemente lo que entendemos por Persona y su diferencia con Ser Humano. Ser humano significa pertenecer a una especie, el nombre científico de las cuales es «Homo Sapiens«; parte de la familia «Homínidae«. Ser persona es una peculiaridad de los seres humanos que trasciende su propia definición biológica o física, porque es una característica que no finaliza en la parte externa de la piel humana.
Una última observación. Este artículo expone los motivos y causas de la crisis actual, pero no proporciona ninguna solución, ni ofrece una propuesta para las futuras políticas contra la crisis. Estos aspectos los detallamos en un documento posterior.
0 – La Persona
Una persona es la expresión de una cultura interna, una cultura externa y la red de relaciones sociales de las que la persona participa.
Esta frase significa que todo el mundo tiene una conciencia de sí mismo, que es el resultado de la sociedad en la que esa persona nació, y se compone de todo lo que la persona ha aprendido más todo lo que ha sido olvidado. Este conocimiento formativo y empírico del pasado, que ha dado forma a la manera en que la persona se ve en la actualidad, es lo que llamamos Cultura Interior.
Al mismo tiempo, todos vivimos en una sociedad formada por un montón de diferentes universos culturales, con los que interactuamos en nuestra vida cotidiana y que nos sirven de marco de referencia para la planificación del futuro. Este conocimiento lógico-racional del momento presente es lo que ayuda a una persona a planificar su futuro inmediato o lejano. A este conocimiento lo llamamos Cultura Exterior.
Además, no acostumbramos a considerar persona a alguien que nunca se haya visto afectado por el contacto con la manera de ser y pensar de otras personas próximas a él: sus hijos, amigos, enemigos, saludados, envidiados, parejas, etc. Cada relación emocional que establecemos con otra persona también define, con trazo más o menos grueso, lo que somos y sentimos. Una persona inmune a las relaciones con otros humanos, alguien que no sienta nada, es que no tiene sentimientos y por lo tanto no es persona.
Todas las personas actúan en su vida condicionados -como mínimo- por un pasado, una expectativa de futuro y la red de vínculos que crean con otras personas. Volveremos sobre estos puntos más adelante.
1- El Grupo
Somos seres sociales y nuestra naturaleza nos impulsa a buscar el contacto con otros humanos. Este contacto necesario, los humanos lo establecemos comunicándonos; transmitiendo y recibiendo información para poder conocer a los humanos que tenemos cerca y así, libremente, detectar si es peligroso o no socializar con ellos.
La información que el acto de comunicación transmite tiene dos componentes: uno lógico-racional y otro intuitivo-emocional que acostumbran a ser procesados por canales o estructuras diferentes del cerebro. La valoración y combinación de los datos de ambos canales, proporciona a la persona la información mínima para decidir si quiere confiar o quiere huir del ser que tiene en frente. En un mundo salvaje y primitivo resolver rápido este dilema es muy importante. Nadie quiere ser el almuerzo de otro ser y en el paleolítico este era un riesgo real.
Al ser el canal emocional más rápido que el canal racional, en general, lo que incitaba a los seres humanos a huir o permanecer era una decisión emocional no racional. Luego, si seguíamos vivos y no huíamos, la comunicación nos proporcionaba información suplementaria para decidir si confiar o no en el otro ser. Ser capaz de confiar en otro ser humano no era un detalle menor pues normalmente dos humanos podían sobrevivir más tiempo que uno solo. Los humanos que tenían curiosidad por el otro y conseguían comunicarse y vincularse podían vivir más que los solitarios.
Sobrevivir solo era muy difícil así que a pesar de los riesgos, nuestra naturaleza nos empujó ser más y mas curiosos con el otro; a conocerle. De todos modos, no podemos perder de vista que esta “curiosidad” que nos empujó a conseguir más información y conocimiento tenía como único motivo decidir si se establecía un vínculo de confianza. El objetivo de la curiosidad no era el conocimiento en si, sino la posibilidad de empalizar con el otro para cooperar. Etimológicamente ya la palabra curiosidad (latín cūra y posiblemente del proto-indo-europeo *kʷeis) implica preocupación, atención al otro, cuidado por el otro, es decir vínculo con el otro.
Disculpen que insistamos en este punto pero es que es básico. Podemos (que no implica que debamos) empatizar y confiar en otro ser cuando tenemos conocimiento sobre ese ser, un conocimiento fruto de la información que la comunicación racional y emocional nos proporciona gracias a un proceso de comunicación que acostumbra a iniciarse con un impulso emocional. Si no hay catalizador emocional, o nos negamos a comunicarnos o cerramos uno de los dos canales de información, no obtenemos conocimiento sobre la otra persona y por lo tanto no podemos confiar ni empatizar.
Pero la comunicación no es solo buena para descubrir y empatizar con otras personas, nada dentro de un grupo puede funcionar sin la confianza que surge a partir del conocimiento. No importa si se trata de una sociedad moderna o primitiva. Sin confianza en el grupo la gente se vuelve suspicaz y desconfiada. Finalizan los comportamientos altruistas y la sociedad tiene que recurrir a la fuerza u otros medios de presión para evitar la desintegración del grupo. La confianza es lo que crea la sociedad, no al revés. Es decir, no es la confianza en una sociedad lo que crea a las personas sino la confianza entre las personas lo que crea la sociedad. Y la confianza nace de una emoción.
2 – La Institución y el Grupo
Todo grupo social debe satisfacer ciertas necesidades básicas. La gente tiene que comer, jugar, descansar, sanar, amar, etc. La satisfacción de estas necesidades se consigue o bien auto-organizándose o bien creando un sistema organizado.
– El requisito para la auto-organización (organizarse sin normas externas) es un buen conocimiento de las otras personas del grupo.
– El requisito para crear un sistema organizado en un grupo, es la capacidad de pensamiento abstracto pues es necesario crear de la nada una institución; esto es una norma, uso, ley o tradición que las personas acuerdan o aceptan y que intermedia en sus relaciones personales. Puesto que la institución intermedia entre las personas, se condiciona el comportamiento dentro del grupo de aquellas personas. Ejemplos de instituciones son el sistema de tributario, los juegos, el matrimonio, el idioma, las tradiciones, la monarquía, las constituciones, los mercados, las leyes, etc
El conocimiento necesario para la auto-organización limita mucho el tamaño de los grupos por lo que en general se tiende a crear sistemas organizados gestionados por instituciones. Cada institución es responsable de una tarea o acción en el interior de la vida del grupo, y los afectados por esta tarea debe delegar el conocimiento para manejar esa tarea en la institución correspondiente. Debido a que cualquier institución intermedia entre individuos -porque se ocupa de algunas de sus relaciones- las instituciones condicionan en parte el comportamiento dentro del grupo y el acceso a determinados conocimientos.
3- El conocimiento en el Grupo
Las relaciones interpersonales juegan un papel clave en el desarrollo integral de un individuo dentro de un grupo. A través de estas relaciones el individuo obtiene una importante retroalimentación social que refuerza su adaptación en el grupo. Al relacionarnos, obtenemos conocimiento de los otros pero también, por el modo en que los otros nos ven, obtenemos conocimiento sobre nosotros mismos. Ajustamos nuestra manera de ser y el tipo de vínculos que establecemos, en función de este conocimiento.
Cuando una institución intermedia en el grupo actúa como una caja negra que recibe inputs de unas personas, procesa la información y emite unas directrices o pautas a seguir. De este modo, las personas que utilizan la institución para gestionar algo, ya no tienen que responsabilizarse de la gestión de esa actuación, hay unas pautas a seguir. Pero en el proceso natural de interaccionar y comunicarse que hasta este momento establecían las personas, ahora hay un filtro; una institución que amplifica el canal racional y bloquea el canal emocional. Por lo tanto, se hace más difícil para las personas vinculadas a través de una institución el obtener una buena comprensión racional y emocional de los demás.
Por ejemplo, supongamos que cada mañana te responsabilizas de despertar a tu familia. Al hacer esto todas las mañanas aprendes sus reacciones y la forma en la que tienes que actuar para despertar a cada miembro de la familia. Aprendes a distinguir quien necesita un poco más de sueño, si alguien se despierta solo con abrir la puerta, cuando alguno ha tenido una noche turbulenta o si alguien siempre duerme como un ángel. Además, también aprendes a sentir como afecta a tu estado si alguien se despierta de mal humor, o parece imposible sacarlo de la cama o si alguien se levanta con una sonrisa y te da un beso, etc. Interaccionar con la gente te da conocimiento sobre las personas y sobre ti mismo. Y puedes utilizar este conocimiento para modular los vínculos y mejorar tu forma de ser en el grupo
Ahora te relevamos de esta tarea pues vamos a crear la siguiente institución:
«Todo el mundo tiene que levantarse a las siete de la mañana utilizando el despertador que hemos comprado”.
Tenemos una institución: “A las siete todos despiertos”. Ya nadie tiene que levantarse más temprano, ni pasar por todas las habitaciones y aguantar los diferentes despertares de cada persona. Ahora tu, que realizabas esta tarea, tienes más tiempo libre para dormir, invertir en otras cosas o en no hacer nada, eso es maravilloso!
Por otro lado, pierdes un conocimiento sobre los demás y sobre tu mismo que cada mañana adquirías. Ahora al desayunar, cuando coincides con el resto de familia, hay una parte de la vida de los demás que ya no compartes; estás un poco más aislado.
Cuando hay pocas instituciones en un grupo, la perdida de conocimiento y el incremento en la soledad son insignificantes y rápidamente se pueden compensar interactuando de otras maneras, pero cuantas mas instituciones creamos más complejas estas son y más filtros se van añadiendo a los vínculos que las personas pueden tener; y por lo tanto, la soledad avanza. Si el espacio interpersonal se llena de instituciones, la persona se aísla de los demás.
Lo mismo sucede nuestra sociedad. La institucionalización de un aspecto de la vida libera a las personas de algunas tareas sociales, pero dificulta a la gente el entender cómo y por qué las otras personas actúan de una manera determinada. Y los lazos de confianza se debilitan ante esta falta de conocimiento. Al mismo tiempo, la institución pasa a ser un elemento clave en la solidez de los vínculos del grupo pues no solo facilita la vida en común, además ayuda a definir al grupo. Es decir a causa de una institución como un rey, una constitución, una tradición, una lengua, una moneda, una ley, una religión, etc las personas pueden ser etiquetados como miembros o pertenecientes a un grupo concreto.
4 – Conocimiento sin Emociones
Resumamos un poco. El proceso de institucionalización de una sociedad aumenta su complejidad y sus posibilidades pues facilita la realización de las tareas en grupos numerosos y permite a las personas asumir objetivos más ambiciosos y complejos. El precio a pagar es un incremento en la des-humanización pues las instituciones parasitan el espacio interpersonal y la esfera pública. Las personas, privadas de un buen conocimiento de sus compañeros por culpa de las instituciones, tienen tendencia a desconfiar los unos de los otros. Sin confianza se rompen los vínculos y la sociedad, economía incluida, se ve amenazada. Aparecen la soledad, la des-confianza y el miedo.
4.1 – Confianza institucional
Para contrarrestar estos peligros, desde las instituciones se asumen nuevas funciones o se crean ex profeso nuevas instituciones. Su objetivo es compensar la necesidad biológica de la gente de confiar en alguien, desplazando esas necesidades de las personas a las propias instituciones (un rey, un país, un equipo, una empresa, una ideología). De este modo, las personas ya no han de conocer a sus conciudadanos y establecer lazos de confianza entre ellos para mantener al grupo unido. Ahora la cohesión del grupo depende de que pongan su confianza en el Rey, o la Constitución, o el Primer Ministro, o los libros sagrados, o el partido político de su preferencia, etc. La cohesión del grupo no la determina la confianza en los conciudadanos sino que viene determinada por la confianza en las instituciones del grupo. Esto es positivo pues facilita la vida en grandes sociedades. Ya no es necesario conocer a todo el mundo, para vivir sin miedo en sociedad. Las instituciones ya no son solo una característica del grupo como comentamos anteriormente, ahora además son un referente.
Cuando se mantiene un equilibrio entre relaciones interpersonales y confianza en las instituciones la vida en sociedad funciona correctamente porque se mimetiza la manera natural de comunicarse que tiene la gente: un canal racional y un canal emocional. Si las instituciones empiezan a interferir en todo el espacio interpersonal y anulan las relaciones humanas, aparentemente la sociedad se vuelve más productiva y eficiente, pero esta instrumentalización social conduce al desastre. Sin red de vínculos humanos la cohesión depende puramente de las instituciones. Cuando la cohesión depende del marco institucional la posible desconfianza en las instituciones del grupo o su ineficacia amenaza la cohesión del grupo pues ya no hay vínculos fuertes entre las personas que sustituyan su función cohesionadora. Cualquier amenaza a las instituciones del grupo se convierte por lo tanto en una amenaza a la misma existencia del grupo y debe ser controlada. El grupo pasa a estar sometido a una dictadura institucional donde no se permite la crítica al aparato institucional.
4.2. – Soporte Institucional
Las instituciones no siempre crean vínculos institucionales. Cuando el vínculo entre las personas todavía existe, pero quizás es débil porque no hay conocimiento suficiente sobre los demás, entonces la institución tiene la función de reforzarlo. Es el caso del matrimonio, el heredero, los títulos académicos, los estándares de la educación, las fraternidades, los clubes, etc. En estos casos la confianza se consigue con la combinación del conocimiento directo y emocional, más el conocimiento racional que nos proporcionan las instituciones. Por ejemplo para confirmar que alguien sabe mucho acerca de un tema, puedes conocer a la persona o puedes informarte de que tiene un doctorado en esa especialidad. Para saber si alguien está todavía enamorado de otra persona, puedes conocer a la persona o puedes informarte de si todavía están casados, etc. Ninguno de los dos canales te asegura un conocimiento absoluto, pero la combinación de ambos suma.
Las instituciones, cuando crean o refuerza los vínculos ayudan a mantener unido al grupo, pero las instituciones no son seres humanos. El conocimiento que tienen sobre las personas son meros datos; números, no emociones o sentimientos. Por lo tanto, no pueden sustituir a las relaciones humanas. Pueden crear o reforzar las relaciones, sí, y hacen un trabajo impresionante para mantener unidos a los grupos con muchas personas, pero no pueden sustituir totalmente a las relaciones humanas.
Las instituciones priorizan sus propios intereses y trabajan de una manera racional y homogénea, independientemente de la diversidad emocional de las personas. La norma por definición no puede ser particular.
Por ejemplo : En un autobús el ofrecer el asiento a un anciano es una norma de cortesía. Este acto crea lazos de gratitud y altruismo en el grupo y hace la vida más fácil para las personas mayores. Pero esta tradición tiene que complementar o reforzar el impulso natural para ayudar. Si la única razón para ofrecer el asiento a una persona mayor es que la norma nos obliga a hacerlo, entonces estamos frente a un problema social, pues estamos cosificando a las personas y deshumanizando la sociedad. Lo importante pasará a ser “La Institución”. Que incluye y que no incluye la norma, las excepciones, quien aplica la norma, que multa nos imponen, etc. cuando de hecho lo único importante era la razón de la existencia de la norma, esto es: facilitar la vida a otra persona.