El pasado fin de semana el suplemento del periódico La Vanguardia abría con un gran titular: “Cómo nos ven los alemanes”.
Este tipo de titulares son muy habituales en los medios de comunicación, al igual que titulares del tipo “Los Españoles están…”, “Los griegos piensan que…”, “Los catalanes son…” , “ A los ingleses les gusta…”, “Los mediterráneos son así de …”, etc
Este no es un fenómeno únicamente español, es una tendencia universal y atemporal, pero últimamente está cogiendo mucha más fuerza porque los medios de comunicación pretenden erigirse en la voz de la mayor parte de la población, y porque al estar la democracia tan cuestionada, a los políticos les gusta actuar simulando gozar del respaldo de la mayoría. En cierta manera, en política, cuando se actúa siguiendo la voluntad mayoritaria de la población, se actúa siguiendo la voluntad democrática de la nación, y seguir la voluntad democrática de la población, acostumbra a ser utilizado como elemento legitimador de la actuación política.
¿Pero las afirmaciones sobre la opinión de la población que supuestamente refrendan las políticas de donde salen?.
Es decir, cuando un periodista dice que los Griegos no pagan impuestos porque va en contra de su carácter y por lo tanto los políticos dudan de ayudar a Grecia, o cuando dice que los españoles no podemos ser tan productivos como los alemanes porque somo del sur y por lo tanto se plantean las políticas industriales, o cuando se indica que en Madrid están hartos de los robos y se invierte en seguridad o en Andalucía están apasionados por ‘La Roja’ y por lo tanto se solicita construir un gran estadio; que datos ha utilizado el periodista para expresar esa opinión y construir su titular?.
Esta es justamente la pregunta que se han hecho Justin Lewis, Sanna Inthorn y K.W. Jorgensen. Y para responderla se han dedicado a analizar todas las opiniones políticas expresadas como: ‘la opinión de la gente’, en los informativos de las principales cadenas de televisión Británicas y Americanas. Las cadenas seleccionadas para realizar este estudio fueron: en el R.U los informativos de la noche de la BBC y de la ITV y en los USA la ABC (World News Tonight), la CBS (Evening News)y la NBC (Nightly News)
Los resultados son muy sorprendentes:
Research in Public Opinion on TV.
Primera Columna USA. Segunda Columna R.U
- – Inference to public opinion (suposiciones) 42% 44%
- – Vox Pops (cortes de TV) 41,4% 38,7%
- – Unspecified inferences 9,6% 13,6%
- – Opinion Polls (encuestas y estadísticas) 3,6% 1,8%
- – Demonstrations (manifestaciones/manifestos) 2,6% 1,5%
Es decir, en poco más del 5 por ciento de los casos, la opinión que el periodista asegura que las personas de un país o región tienen, se fundamenta en datos mínimamente objetivos, como pueden ser la estadísticas, las encuestas o las manifestaciones, manifiestos o recogidas de firmas.
En el 95% de los casos, la opinión es inventada. Si somos tan generosos como para creer que el corte de un ciudadano pillado en la calle, opinando 3 segundos sobre cualquier tema, es también un dato objetivo y representativo – y hay que ser muy generosos para aceptar ese dato- podemos reducir el tanto por ciento de opiniones inventadas al 55 por ciento, es decir, más de la mitad.
Las consecuencias de estos estudios son extrapolables a la mayoría de los países occidentales y son un mazazo terrible a las aspiraciones de las personas que todavía creen en las virtudes de un sistema democrático abierto y participativo.
Si tenemos en cuenta que en nuestro sistema político se toman decisiones continuamente, pero el electorado es consultado, con suerte y someramente, cada cuatro años, para un político, el mantener que goza de amplio respaldo o que su opinión es la de la mayoría de la gente, es un activo muy importante en su carrera. Por lo tanto, los políticos tenderán a actuar, siguiendo o remando, a favor de la opinión de los habitantes de su país, aunque esa opinión sea inventada, quizá con la mejor de las intenciones o inconscientemente, por un pequeño grupo de periodistas que retro-alimenta a los otros periodistas.
A los ciudadanos, que somos quienes tenemos que refrendar la actuación de los políticos, por ahora solo se nos ofrecen los medios de comunicación, como un medio fiable de estar al día de lo que ocurre en el pais, en el mundo y de lo que piensan o como actúan las personas. Por lo tanto, saber que en el 95 por ciento de los casos, de lo que los medios nos informarán es de la opinión de su periodista y no de la de nuestros conciudadanos, es como mínimo deprimente.
¿Si gran parte de la información básica para que el ciudadano pueda opinar sobre la actuación política de su gobierno -el 95 %- es inventada por los periodistas, de que sirve esa información?. ¿Con que información se puede discutir y consensuar en la esfera pública la ley que legitima la democracia, si se desconoce que piensan nuestros compatriotas?. ¿Es decir, los ciudadanos legitiman políticas o la opinión de periodistas y tertulianos es la que legitima políticas?
Es, más, si los políticos cuando actúan, no pueden conocer la opinión de sus ciudadanos porque en el 95 % de los casos los periodistas se la inventan, ¿cuando actúan, a quien representan?.
Obviamente los políticos van a moverse y actuar en función de los medios, (de comunicación, financieros, otras administraciones, industriales, lobbies, sindicatos) es decir, de las instituciones, que crean opinión, no de las personas.
Y esto lo sabemos todos, aunque no sepamos como cambiarlo. Y esto ayuda a entender que sea mucho más sencillo ayudar con miles de millones a una institución, por ejemplo Bankia, que con un centenar de euros a cualquier joven emprendedor, jubilado con una pensión mínima, o a un estudiante.
El gobierno se mueve por el poder de las instituciones; las personas, si no son o dirigen instituciones, somos superfluas en el actual sistema democrático… Aunque… en cierto modo… si las personas somos superfluas, quienes nos representan, también son superfluos… y los partidos que los cobijan también, y las instituciones que luego les dan bonitos sueldos, también.
¿No es quizás el momento de construir una nueva Europa, sin los burocráticos Estados Nación y su pleyade de instituciones?, ¿Es posible una Europa de las personas, para las personas?, ¿Una Europa que muestre al mundo que el utópico lema ‘Otro Mundo es Posible’ es ciertamente posible?. ¿ Una Europa que, sin olvidar la realidad económica, sepa moverse también por valores como la confianza y la dignidad humanas?
Yo creo que si, porque los Europeos no somos Instituciones o números, somos ante todo: Personas.